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Un ángel caído no puede hacer más que rendirse ante la pena. Varus se contentaba con permitir que Mordekaiser lo llevase ante las mismísimas puertas del infierno... Entonces, un heterogéneo grupo de ladrones interrumpió su luto. Ahora Varus ha vuelto a empuñar su arco y se ha convertido en un Heraldo. Ya era hora de que se cobrase su venganza después de la masacre acaecida en el cielo.