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Los soldados de impacto como Nautilus vincularon sus almas a las armaduras de los antiguos Protectores, y así se fusionaron con los poderosos encantamientos que estaban fundidos en el metal. Hoy quedan pocas armaduras y, al parecer, su método de fabricación está muy vinculada a un evento cataclísmico conocido como la Guerra Rúnica.