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Lissandra, que alguna vez fue la gobernante de una poderosa ciudad, se vio embelesada por las promesas de una monstruosa sombra que le hablaba al oído de poder esotérico y vida eterna. Por ello, traicionó a su pueblo y lo ofreció a la oscuridad, para que, de esta forma, ella pudiera renacer del vientre de las sombras como un monstruo eterno.