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Cuando el Zodiaco forjó sus reliquias, Aurelion Sol fue testigo de ello. Con él, se crearon otros once más. Fue el primero al que se le otorgó la tarea de proteger los artefactos; el primero en recibir sus poderes. Siglos más tarde, la descendencia dracónica de Aurelion Sol recurrió a él para pedirle ayuda, en un intento desesperado por luchar contra una amenaza ancestral a la que conocía bien.