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Aunque muchas sacerdotisas del culto de la Luna sangrienta siguen los susurros de sus demonios, el demonio de Zyra aúlla con una alegría sádica... y ella responde en consecuencia. Zyra y su demonio, unidos por su sed de corrupción, buscan a las demás sacerdotisas para unirlas y ser una sola. Solo entonces podrán sembrar la destrucción en el mundo que hay más allá de las fronteras de Jonia.