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Cuando la Orden del Consuelo encontró a Akshan, era una mera arma de destrucción sin alma, consumido por la venganza tras la muerte de su mentor. A pesar de su desesperación, las enseñanzas de la Orden le sirvieron para llenar el infinito vacío de su interior y así rejuvenecerlo. Junto a Malzahar, es uno de los incondicionales Tres honores, dispuesto a luchar contra los Essents haciendo uso de la armonía y sus artilugios.