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La bestia Warwick resopló a su hermano recién nacido, el autómata Shaco, mientras que su creadora hizo que los líderes aceptasen sus obsequios. El cazador reclamó a la bestia como premio, pero la idea de tener que compartir la bendición no les hizo ninguna gracia al sabio y a la guardiana, y rápidamente se desató una discusión sobre quién se merecía más las bendiciones. Mientras tanto, Warwick no le quitaba ojo a Polaris, que observaba la escena con una sonrisa burlona.