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Olaf, un brutal berserker de las tierras baldías, buscó tener una muerte digna de un guerrero matando dragones. Una a una, las terribles bestias fueron cayendo ante su hacha, y los rumores cuentan que incluso llegó a consumir el corazón de un dragón al que decapitó. Lo cierto es que este acto solo ha avivado el fuego de su rabia y está decidido a acabar con los dragones.