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Por siglos los humanos han tratado de replicar el poderoso fuego de los dragones. Con la pólvora llegaron los cañones, poco a poco perfeccionados en versiones más pequeñas y precisas, hasta llegar a la perfección de los diseños de la madre de Sarah Fortune. Sus pistolas dracónicas gemelas llevan consigo no solo el legado de su familia, sino de las propias criaturas míticas.