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El retiro que llevó a Ashe a dejar su norteña tierra natal no fue culpa de ninguna invasión, sino de los cristales prismae. En un entorno tan hostil, era muy difícil resistirse a su poder, por lo que eran muchos los que terminaban perdiendo la cabeza y el cuerpo a manos de la magia que desprendían. Ahora Ashe, tras verse forzada a refugiarse en el sur, está reuniendo a un ejército para recuperar su hogar de las garras de los monstruos que lo ocupan.