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Al anhelar el olor de las monedas sobre todos los demás deleites terrenales, Tahm Kench asciende desde su reino en el río cada Deleite Lunar buscando hacer tratos con los mortales. Aunque los objetivos que elige casi siempre quedan en la miseria, con la reverencia adecuada y una elocuencia cuidadosa, es posible escapar de sus tratos con una inimaginable fortuna.