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El viaje de Jax en busca de la paz interior lo llevó a multitud de templos y a diversos artistas marciales que le mostraron el camino. Su pasional temperamento lo metió en problemas a menudo, pero Jax aprendió a apreciar su instrucción. Tras templar su destreza bélica con una mentalidad serena y estratégica, ahora Jax afronta cada combate con una renovada unión entre mente, cuerpo y espíritu.