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Para algunos, el perdón es una bendición; para la emperatriz Qiyana, es una necesidad. Aunque la hostilidad entre su imperio y el Imperio del Gran Mar es culpa de sus hermanas, ella busca la expiación en el banquete de este año. La única barrera para una reconciliación con la emperatriz Ashe es su orgullo... y un rencor de siglos entre su guardián Malphite y una serpiente gigante recién reaparecida.