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Cuando la semidiosa Irelia fue derrotada por una emperatriz celestial, comenzó a debilitarse el sello que contenía el poder dracónico de Talon, lo que permitió que parte de su magia se filtrara en el mundo. Nami, quien alguna vez fue solo un pez que soñaba con ser dragón, recibió un poco de ese poder y descubrió que su verdadera forma comenzaba a despertar.