Anuncio
Al principio, Singed no tenía muy claro si quería ser maestro apicultor, pero en cuanto se puso el traje protector, supo que ese era su destino. Ahora se pasa los días cuidando de las colmenas, comiendo miel o quitándose de en medio a los entrometidos transeúntes que se detienen a observar su trabajo.