Anuncio

Ahí, en la entrada de una de las naciones más poderosas de todo el mundo, se alza la estatua de 92 metros de un malvado y muerto viviente predicador sosteniendo una antorcha. A veces cobra vida. Es divertido. Las estatuas son divertidas.
Ahí, en la entrada de una de las naciones más poderosas de todo el mundo, se alza la estatua de 92 metros de un malvado y muerto viviente predicador sosteniendo una antorcha. A veces cobra vida. Es divertido. Las estatuas son divertidas.