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Rammus va de un lugar a otro con una piel punzante y, aunque puede parecer adorable, ¡este sí que es silencioso pero letal! Hay quienes afirman que la armadura frutal del campeón apesta a basura y calcetines sudados, pero los guerreros más tenaces sí que saben lo dulce que puede llegar a ser... ¡si sobreviven al hedor que desprende!