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La destreza de Janna en hechicería no tiene parangón en todo el reino, puede que solo a excepción del rey, y es capaz de desatar grandes vientos y controlar las nubes. El príncipe le preguntó si lo aceptaría como pupilo, a lo que Janna accedió de buena gana; pero pretende enseñarle un uso más extravagante de su poder. Al fin y al cabo, ¡tienen un festival al que asistir!