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En una era anterior al hombre, el rey Ornn gobernó las rocosas tierras del sur. Y él era igual de rocoso y sin vida que ellas. Se dice que se defendió de los interminables ataques de su hermano, el gran rey Voli, y que la sangre que derramaron hizo brotar césped, árboles y animales, aunque ellos mismos terminaron convertidos en bestias.