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Con un solo pitido de su silbato, Ornn envía hacia adelante una bestia de hierro todopoderosa que ruge con la furia de su forja. Mientras su martillo cae al ritmo de los pistones en los rieles, una sonrisa empapada de hollín se deja ver bajo la barba humeante. Solo podemos imaginarnos que debe sentir la emoción de la creación, ¡la alegría manifestada de crear una máquina perfecta!