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Sylas adoraba la magia con todo su ser, pero, tras largos años de reclusión, el amor se convirtió en odio. Como caballero, se dedicó a acumular tanto poder como pudo para llegar a convertirse en una fuente inagotable de magia... Sin embargo, todo fue en vano. Ahora solo queda la sombra marchita de la magia, siendo él su último y resentido receptáculo.