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Los campistas luchan por llegar a la orilla, en un intento desesperado por huir del demente salvavidas que los arrastra a las profundidades. En medio del caos y de toses agitadas, el anegado silbato de Pyke atraviesa el aire. Temerosos y dispuestos a aceptar su destino, los campistas se encuentran con el pescador, que los recibe con los dos pulgares hacia arriba. ¡Todos han logrado sobrevivir a la carrera!