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El río de Renekton se tornó negro por el lodo y los residuos urbanos, una mezcla impura que infectó al espíritu del río y lo llenó de una terrible ira. En estas aguas contaminadas, Renekton castiga a sus enemigos con una furia despiadada. Aún no encuentra a un mortal con el cual hacer un pacto que lo convierta en su lacayo, pero solo es cuestión de tiempo para que la ciudad se inunde con su venganza… Y no habrá ningún lugar donde esconderse.