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Wukong, un defensor sin nadie a quien proteger, atormenta a cualquier criatura que se atreva a adentrarse en la espesura del Bosque Ancestral. Después de que el Aquelarre destruyese su aldea en busca del poder ilimitado de su bastón mágico, descubrió que confiar en los demás es un lujo que no se puede permitir. El brillo que emiten los cristales de su arma es un recordatorio constante del fracaso de este ancestral pícaro.