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Acudieron a Cassiopeia como una sombra en la niebla... La silueta de la Cobra Argéntea, deslizándose a lo largo de las innumerables tumbas de los antiguos caídos. Ahora Cassiopeia acecha a las familias gobernantes de la humanidad y su jardín de esculturas está repleto de almas descarriadas que se alejaron demasiado de la seguridad que les conferían los muros del castillo, y que han quedado atrapadas para siempre en la agonía del terror.