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Llegaron a LeBlanc como en una melodía olvidada: canciones de la Grulla Negra y su enorme corazón atrapado en los rincones más profundos de Bosqueviejo. Sus hermanas cayeron ante los defensores del bosque, pero LeBlanc encontró su premio... y ahora su patrona comienza a despertar de un sueño profundo de siglos profanos.