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El tiempo que Udyr pasó en Jonia, entrenando en el monasterio de Hirana, le enseñó a controlarse y calmó la tormenta de su corazón. Aunque el Fréljord lo llamaba a casa, Udyr optó por quedarse y ayudar a Jonia a recuperar su armonía espiritual, como lo había hecho con él. A medida que se acerca a este objetivo, sabe que su trabajo para lograr lo mismo para toda Runaterra no ha hecho más que empezar.