Anuncio

Una vez, alguien le preguntó a Nilah qué había sacrificado cuando hizo aquel pacto con el antiguo y alegre Ashlesh, el caprichoso espíritu que le otorgó el control sobre la tinta sagrada con la que se escriben los contratos que unen a espíritus y mortales. La respuesta de Nilah fue una sonora carcajada. El sacrificio que hizo es cosa del pasado. Lo único que importa ahora es cómo usa su poder.